1.

Yo salí de mi casa con un puño de arena en la mano. Se me derramaba. Es difícil sostener la tierra, pero hice el esfuerzo, aunque al final la perdí casi toda. Los únicos que corrieron con suerte fueron los granos mojaditos que se pegaron a mi palma hasta que el fastidio hizo que me limpiara la mano en el pantalón. ¿Qué más da? Cuando llegué ya no tenía nada. O eso pensé. Hay tantas cosas que se esconden por años y luego flotan justo enfrente de ti, aunque ya no estes en el agua.

Tenía casi 20 años, hacía rato que no era una niña, pero migrar hace contigo esas cosas; echarte para atrás, enniñecerte, mientras creces más rápido de lo que te toca. La primera vez que me entendí como migrante, me sentí como fruta en licuadora, hecha pedazos, deliciosa, imposible de ser entera otra vez. El mismo sabor, pero otra cosa. Conclusión de una mente tierna. En ese entonces el entendimiento me llego hasta allí, luego pasaron otras cosas y ahora no me basta entenderme de esa forma. ¿Qué me pasó? ¿Quién terminé siendo?








Diana Martinez Racini
Es una artista Colombiana, viviendo actualmete en Ciudad de Mexico